Yo digo: Celina; pero entonces fue más bien saber sin comprender, Celina ahi sin estar , claro como comprender eso en el momento.[...]
Nada la ataba ahora en su cielo sólo de ella, se daba con toda la piel a la dicha y entraba otra vez en el orden donde Mauro no podía seguirla. Era su duro cielo conquistado, su tango vuelto a tocar para ella sola y sus iguales , hasta el aplauso de vidrios rotos que cerró el refrán de Anita, Celina de espaldas , Celina de perfil, otras parejas contra ella y el humo.[...]
Lo vi levantarse y caminar por la pista con paso de borracho, buscando a la mujer que se parecía a Celina . Yo me estuve quieto, fumándome un rubio sin apuro, mirándolo ir y venir sabiendo que perdía su tiempo, que volvería agobiado y sediento sin haber encontrado las puertas del cielo entre ese humo y esa gente.
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