Y ahora que lo pienso por segunda vez, es exactamente la misma situación que en aquel diciembre de 2008 que dejé tan atrás. Pero ahora es diferente, porque la decisión fue tomada con anticipación y ya no existe la solución que use antes. Ahora simplemente me queda no hacer nada y tratar de que no duela. De que nunca duela. De que nunca le duela.
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